El término se basa en gran medida en el trabajo de David Kolb, quien definió el aprendizaje como un proceso cíclico de experimentar, reflexionar, conceptualizar y aplicar. A diferencia de los métodos puramente teóricos, el aprendizaje experiencial se centra en la participación activa, la resolución de problemas y la reflexión crítica. Como resultado, los estudiantes desarrollan no solo conocimientos específicos del área, sino también competencias transversales como la capacidad analítica, el juicio y el trabajo en equipo.
La gestión empresarial transmite interrelaciones complejas que solo se comprenden parcialmente a través de clases magistrales o libros de texto. Temas como la toma de decisiones estratégicas, la planificación financiera o los mecanismos de mercado revelan toda su relevancia únicamente cuando se experimentan en interacción.
El aprendizaje experiencial ofrece ventajas clave en este contexto:
Existen muchos métodos que pueden emplearse en la educación superior:
Las simulaciones — en especial las simulaciones de negocios — se consideran uno de los métodos más efectivos de aprendizaje experiencial en la administración de empresas.
Los estudiantes asumen un rol de gestión, toman decisiones en áreas como estrategia, finanzas, marketing o recursos humanos, y ven de inmediato las consecuencias de sus acciones. Dependiendo de la simulación, se pueden abordar diferentes énfasis, por ejemplo, planificación de proyectos, banca, gestión hotelera o gestión energética.
Su valor especial radica en vincular teoría y práctica:
De esta manera, los participantes desarrollan no solo una comprensión más profunda de las relaciones empresariales, sino también habilidades indispensables en su futura vida profesional.
Para que el aprendizaje experiencial alcance su máximo potencial, debe implementarse de manera significativa en el diseño de la enseñanza. Esto implica:
El aprendizaje experiencial ofrece a los educadores la oportunidad de enseñar contenidos de negocios de una manera práctica, interactiva y sostenible. Especialmente mediante el uso de simulaciones y juegos de negocios, los estudiantes pueden experimentar, reflexionar y aprender de situaciones de gestión complejas.
Para profesores e instructores, esto abre una herramienta pedagógica que va mucho más allá de la simple transmisión de conocimiento: fomenta la independencia, el pensamiento crítico y el sentido de responsabilidad — competencias esenciales para la próxima generación de líderes.
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